Este artículo son las crónicas de nuestra visita a La Rioja durante 2013, una visita que comenzó en miércoles y acabó el domingo siguiente, es decir, cuatro noches y tres días y medio.
Lo primero que llama la atención de La Rioja cuando se viaja en coche son sus cuidadas carreteras, todo está impecable, casi como nuevo y lo mismo se puede decir de los pueblos que uno va atravesando, igualmente, en su mayoría muy cuidados. El paisaje es un poco “toscano”, una planicie con suaves ondulaciones enmarcado por una sierra que le da belleza y protección contra los vientos fríos del norte y que le otorgan ese microclima tan adecuado para el cultivo de la vid.
Los dos primeros días nos alojamos en Tirgo, un poco por motivos románticos y recuerdos de viejos tiempos en el hotel Solar de Febrer. El hotel se encuentra dentro de la misma finca de la “Bodega Pimiento”, un asador típico riojano bien conocido en los alrededores. Siguiendo con el hotel, es un caserón rural, muy cerquita del rio Tirón pero cuando se entra es de corte moderno, dicen que cada habitación con su propia decoración, pero si puedo confirmar que todo bien mantenido: televisión plana de tamaño aceptable, buena amplitud de baño y habitación y wifi gratis y con buena señal en todo el hotel. En el lado negativo lo único que puedo decir es que les falta un pequeño escritorio donde colocar un portátil si se desea. Precio medio 55€ por noche, realmente buen precio para lo que se obtiene.
Tras dejar nuestras cosas en el hotel nos dirigimos a Haro, población vinícola por excelencia dentro de la Rioja, situado a tan solo 10 Km de Tirgo. En la oficina de turismo nos informaron muy amablemente sobre las bodegas que podíamos visitar al día siguiente al tiempo que nos enteramos de que era la semana del pincho en Haro y que cada bar de la zona “herradura/centro”, ofrecían un pincho especial para la ocasión. El miércoles no había demasiada gente (desconozco la razón) pero el jueves estaba a tope. Da gusto ver estos sitios llenos de gente por la calle, de niños pequeños que corretean, a abuelos que buscan un sitio donde sentarse o apoyarse con sus copas de cristal (el mundo del plástico aún no ha llegado aquí afortunadamente) sin que en ningún momento hayamos visto vidrios por el suelo. Puede ver detalle completo sobre estos pinchos y estos lugares pinchando aquí.
Por la noche a pesar de no tener mucha hambre fuimos a la “Bodega Pimiento” y tomamos lo clásico: pimientos asados, chorizo y morcilla a la brasa y una ensalada (lechuga, tomate y cebolla) sencillamente exquisita. Nos faltaron las chuletillas al sarmiento pero no hubiéramos podido. Este lugar dispone de un salón muy amplio de mesas de madera y bancos corridos principalmente como eran las antiguas bodegas, la decoración es rústica pero muy bien montada. Además dispone de una terraza amplia rodeada de verde que es muy agradable. Básicamente lo que he enumerado es lo que se puede comer allí y de hecho lo que todo el mundo va a comer, porque si bien hemos de decir que los precios no son económicos (no llegó a 30 euros con una botella de vino joven de la casa) el producto y la preparación son muy buenos. A mi gusto les faltó promocionar mejor los vinos ofreciéndonos la amplia carta que tienen.
Al día siguiente vimos bodegas Rioja Alta. Prácticamente todas las bodegas organizan visitas + cata de alguno de sus vinos por un precio que suele oscilar entre los 8-12 euros por persona. Si se tiene interés en visitar alguna en concreto, es mejor reservar con un poco de antelación.
Bodegas Rioja Alta, ocupa un conjunto edificios inmensos en el famoso “barrio de la Estación” y digo famoso pues diría que prácticamente el 100% de las bodegas que tienen allí sus instalaciones lo son. Aparte de ser una bodega tradicional, al hacer únicamente vinos de reserva llama la atención los botelleros inmensos de que disponen, ya que el vino se guarda en botella durante muchos meses y teniendo en cuenta distintas marcas y si son reservas o grandes reservas. Llama igualmente la atención la colección de añadas antiguas de la bodega, limpia como si fuera una exposición, abandonando esas cuevas oscuras y llenas de telarañas, una aproximación distinta como nos explicó Concha, nuestra guía. La visita duró como una hora aproximadamente y tras ella nos llevaron a la sala de cata. Esta sala es moderna, con abundante luz tanto natural como artificial, no muy grande pero al estar decorada con colores blancos y ocres suaves da sensación de amplitud. En las paredes, estanterías con las botellas de la bodega.
La cata se hace de pie en mesas altas y tras la misma se pasa a tienda donde sirven unos frutos secos y puedes aprovechar para charlar con otros visitantes y hacer algunas compras. Rioja Alta, como la mayoría de las grandes bodegas en la actualidad, es un grupo empresarial que tiene bodegas en distintas regiones de España. Su vino más emblemático es el viña Ardanza, un vino que se encuentra en muchísimos restaurantes y que es una muestra de lo que es un reserva clásico de Rioja, un vino amable, fácil de beber y que invita a la charla mientras se degusta.
Tras la visita nos dirigimos a Bodegas Puelles en Ábalos. Es el concepto contrario: una pequeña bodega regentada por una familia y que vende el vino por correo, sí lo he dicho bien, por correo. Cada seis meses hacen un envío masivo de correspondencia y envían bajo petición. No tienen distribuidores y no lo encontrarás en ningún restaurante o tienda fuera de La Rioja. La bodega es una casa de piedra muy grande que también alberga la residencia familiar y un hotel de cuatro habitaciones, cuyo punto más destacado es una piscina cubierta en el piso superior que da al valle y ofrece una vista magnifica del verde de los árboles y la sinfonía de sonidos que forma el río en su discurrir. El crianza de esta bodega me parece que tiene muy buena relación calidad precio, pero la zona está llena de pequeñas bodegas que imagino ofrecerán precios y calidades similares.
La comida fue en “La vieja bodega“, un restaurante de Casalarreina. Una población que se encuentra entre Haro y Tirgo, y es que en La Rioja las distancias son cortas, y las carreteras estupendas, por lo que no da pereza trasladarse.
¿Y tú, has estado en la Rioja?. ¿Qué sitios has visitado y que sitios recomiendas?
Puedes ver la segunda parte de esta crónica de viaje aquí.