Esto no es una guía de turismo al uso, estos dos artículos sobre la Rioja, van de donde comer y donde beber. Para visitar monumentos, iglesias y esas cosas hay un montón de buenas guias y las Oficinas de información turística de todos los lugares.
No se puede hablar de La Rioja y de su capital, Logroño, sin mencionar su famosísima Calle Laurel y la también popular Calle San Juan.
Un poco de historia
La Calle Laurel era conocida antiguamente como el lugar donde se ubicaban las chicas de vida alegre de la ciudad. Para indicar que estaban disponibles colgaban de su balcón ramas de laurel, una especie de “neón low cost” de la época.
Los logroñeses de corazón solitario visitaban esta zona en busca de compañía para enjuagar sus tristezas. Al parecer, había tantos hombres necesitados de consuelo que algún genio decidió montar una taberna para amenizar la espera… y fue todo un éxito. Una taberna llevó a otra, y lo que fue negocio para unos resultó competencia para las otras. El resultado: la Calle Laurel y San Juan llenas de bares y restaurantes donde cualquier espera –romántica o gastronómica– se vuelve más llevadera.
No sé si los logroñeses ya no son corazones solitarios, o si más bien las chicas cambiaron de escenario. Eso se lo dejo al lector curioso. Yo por mi parte me voy a centrar en un recorrido por los lugares que más me gustan y con tapas algo diferentes; porque venir a Logroño a comer solo tortilla de patata, sinceramente, igual no merece el viaje.
El recorrido por la Laurel
Comenzaría por el bar más antiguo de la calle, el mítico Blanco y Negro. Su pincho estrella es el famoso “matrimonio”: un montadito con pimiento verde, boquerón y anchoa. Puede que ya no sorprenda tanto en 2025, pero sigue estando igual de bueno que hace décadas.
Otro clásico de mis recuerdos es el pincho de champiñón a la plancha, coronado con una gamba y rociado con un líquido secreto (con tanta intriga, parece receta de alquimista). Hay dos bares que lo preparan: el Ángel y el Soriano. Misma calidad, mismo precio (o muy parecido), mismo ambiente… lo difícil es encontrar un hueco. Donde veas sitio, ahí te metes.
Como madrileño, confieso mi debilidad por la oreja de cerdo. En el bar El Perchas preparan un montadito con este manjar que está para chuparse los dedos. Puedes acompañarlo con alegría riojana: una guindilla que pica tanto que debería venir con manual de instrucciones. Precaución.
Ese día lo pillé cerrado, pero sabes que eres fiel cuando acabas buscándote la vida en otro bar. Así fue: en La Ruta me quité el antojo con un montadito de oreja. Entramos con la idea de compartir uno… y cayeron dos. Qué le vamos a hacer.
Los imprescindibles de siempre
Tío Agus es otro de los bares más emblemáticos de la Laurel. El pincho estrella se llama, cómo no, “Tío Agus” (viva la originalidad en el naming gastronómico). Se trata de un bocadillo pequeño de carne de cerdo adobada, dentro de un panecillo y coronado con una salsa verde sabrosa y especiada. A mí me encanta.
Otro clásico es el embuchado, que consiste en tripas de cordero bien limpias, enrolladas hasta formar una madeja. Se cortan en rodajas finas y se cocinan a la plancha hasta quedar doradas y crujientes. En el bar La Fontana lo probamos la última vez y estuvo espectacular, digno de aplauso.
No puedo dejar de mencionar otro bocado gourmet: el foie a la plancha. Es caro, sí, pero delicioso. Lo sirven en dos bares que están pared con pared: el Donosti y el Torrecilla. En mi último viaje lo probé en ambos —por eso del espíritu comparativo— y la verdad, no podría elegir uno sobre el otro.
Sitios también para vino
Además de las tapas, hay algunos bares que destacan por su increíble carta de vinos. Perfectos para quienes quieran probar algo más allá del crianza habitual.
- El Mesón del Abuelo. Un local amplio y luminoso, con una variedad de pinchos enorme. Probamos bacalao con tomate y unas carrilleras muy sabrosas. Además, son muy recomendables la ensaladilla, la sepia y las alcachofas.
- La Tavina. Probablemente, el mejor lugar de la zona para beber vinos. Tiene dos espacios: abajo el bar de tapas, arriba un restaurante más formal. La carta de vinos es interminable (si eres indeciso, vete con tiempo). Muy famosa es su tapa de careta de cerdo crujiente, aunque confieso que no me entusiasma. Mi recomendación: pide cualquier otra.
San Juan, la hermana coqueta
En la Calle San Juan encontramos:
- Umm no solo tapas. Un sitio pequeño, con pocas mesas, conseguir una es como ganar la lotería. Gran oferta de vinos y tapas. La última vez tomamos una Gilda excelente, aunque también son famosas allí la carrillera y el pulpo.
- Tastavin. Otro de mis favoritos. Un local moderno, pequeño, con cuatro mesas al fondo (si llegas tarde, olvídate). Tiene una oferta de vinos muy interesante por copas y tapas sobresalientes. Para mí destaca su tataki de atún con salsa de soja suave y alga wakame: un bocado estupendo que nunca me decepciona.
Y de precio, ¿qué tal?
Pues ya sabes: donde hay éxito, hay precios ajustados… al alza. Con tanta moda y tanta afluencia, barato no es. Lo normal es que tomes alrededor de cinco tapas con su correspondiente vino (yo a veces comparto copa con Ana, para no acabar “doblado”). El presupuesto sale a unos 30 € por persona. No es poca cosa, pero sinceramente: al menos un día en tu vida tienes que hacerlo si visitas Logroño.
Consejos útiles para tapear en Logroño
- Horarios de bares: Abren normalmente de 12:30/13:00 a 16:30 y de 20:00 a medianoche. Los fines de semana se llenan, entre semana es mucho más cómodo.
- Evita las horas punta: Viernes y sábado por la noche suelen estar a rebosar; si prefieres poca gente, prueba un jueves o a la hora de apertura.
- No busques mesa, busca barra: La experiencia auténtica se vive de pie, dando vueltas de un bar a otro. Las mesas libres escasean y son deporte extremo encontrarlas.
- Comparte copa y raciones: Ideal para probar más cosas y no acabar “doblado” antes de terminar la ruta.
- Pregunta siempre por la especialidad del bar: Casi cada local destaca en uno o dos pintxos, ¡no caigas en la trampa del menú genérico!
- Ten preparado efectivo: Aunque cada vez más bares aceptan tarjeta, nunca falta el típico sitio donde solo cobran en metálico.
- Aventúrate a probar vinos de gama alta por copa: En muchos bares puedes probar vinos que normalmente solo encuentras por botella.
- El picante de la alegría riojana no es broma: Si sufres con el picante, mejor pregunta antes de lanzarte.
- No seas tímido con la cámara, pero tampoco el “instagramer pesado”. Foto sí, pero sin bloquear la barra ni molestar a otros clientes.
- Elige bien el orden de la ruta: Empieza por Laurel si quieres ver más variedad y animación. San Juan es buena opción para rematar con algo más tranquilo o para salirte un poco de las rutas más turísticas.
- Planifica cinco bares por sesión: Así pruebas bastante sin perderte (ni perder las llaves). Moderación: tus recuerdos lo agradecerán.
- Hazte con el mapa o folleto de la ‘Asociación La Laurel’: Lo regalan en bares y oficinas de turismo, y te servirá de GPS improvisado.
Enlaces de interés:
Asociación de Hosteleros Calle Laurel: https://www.laureroolar.com/
Guía Repsol – Ruta pinchos y tapas Calle Laurel Logroño: https://www.guiarepsol.com/es/comer/de-tapeo/ruta-pinchos-calle-laurel-logrono/
Turismo de Logroño (oficial): https://www.turismologo.com/ (nota: enlace oficial general de Logroño)
Blog gastronómico YendoPorLaVida – Pinchos en Logroño: https://yendoporlavida.com/calle-laurel-logrono-pinchos-calle-san-juan/
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