Este es un resumen de restaurantes de los que me hubiera gustado escribir en profundidad, pues tuve experiencias interesantes y o bien por una cosa u otra, no tuve tiempo de escribir. Aquí os dejo esta pequeña serie de microreseñas gráficas, donde el factor más importante son las fotos de cada experiencia
Marconi de mercat – €€€ (50-80€ por persona)
Han abandonado su menú y ahora todo es a la carta aunque los platos son bastante similares y muchos se mantienen.
Entorno excelente, servicio top, platos, todos sin excepción, muy ricos.
Para el precio que tienen los platos encontré las cantidades un poco escasas. Son platos para compartir más entre 2 personas que entre cuatro.
Carta de vinos más bien corta y de precios algo elevados.
En resumen se come muy bien, pero se paga un sobreprecio por el entorno en el que estás.
De mordisco – €€ (25-50€ por persona)
Es un restaurante pequeño que quiere priorizar la comida recién preparada y un servicio personalizado y de calidad sobre otros aspectos
Comida: excelente, todos los platos muy ricos donde destacaría carbonara y tiramisú
Carta de vinos: corta con precios razonables y alguna referencia italiana. Lo elegido fue todo muy rico.
Lo delicioso que está todo y por el precio que pagamos por el menú (38€), me parece espectacular. Yo creo que es de esas perlas aún por descubrir dentro de la ciudad.
Le Sol – €€ (25-50€ por persona)
Continúa con la fórmula de una larga lista de platos entre los que puedes elegir 4, 5 o 6 más el postre, y en función de eso, así es la cuenta. Como las cantidades son muy generosas, nosotros pedimos cuatro platos y salimos francamente bien comidos. Al parecer pronto cambiará esta fórmula.
En esta ocasión destacó la ensalada de tomate y ventresca, así como la lasaña thai, aunque está para mí, destaca siempre.
Buena bodega, pero aquí lo maravilloso es ponerte en manos de Guillermo y que saque algunas de las chuches que tiene por ahí guardadas.
En resumen y como siempre, muy satisfechos.
Orma – €€€€ (más de 80€ por persona)
El restaurante Orma juega en la liga Michelin y se nota en cada detalle: servicio impecable, cristalería brillante y un entorno cuidado al máximo. Aquí todo parece estar medido con regla y compás, incluido el menú.
Probamos el menú corto porque el largo venía con tres postres… y siendo sinceros, ni con toda la fuerza de voluntad del mundo soy capaz de llegar entero a semejante maratón dulce. Con el corto, la cantidad fue correcta, aunque si eres de los que disfrutan llenando bien el estómago, quizá lo notes algo escaso. Un ejemplo: el calamar, que para mí fue lo mejor del menú, se despacha en un único bocado. Rico, sí, pero … 😉
La carta de vinos ha ganado músculo y variedad, con precios que arrancan en torno a los 35 euros. Eso sí, no busques las etiquetas de siempre porque no las vas a encontrar. Lo más sensato es confiar en Marta, que maneja la carta con soltura y te lleva de la mano hacia vinos curiosos y bien seleccionados. Con nosotros, acertó de pleno.
Sobre el ambiente, hemos leído quejas sobre el ruido, pero en nuestra visita todo fue paz y armonía. Nada que decir.
Confieso que los menús de este estilo, con sus quince pases desfilando uno tras otro, cada vez me cansan más y me encuentro más a gusto en menús más cortos, de entre 5-8 pases. Pero si lo tuyo es vivir la “experiencia Michelin” completa, y a un precio aproximadamente un 30% más bajo que en otros templos similares, Orma es una apuesta segura.