Nutri-Score es un semáforo nutricional que promete simplificar nuestras decisiones en el súper y ha generado más opiniones que el penalty del atlético Julián Álvarez.
Mientras algunos lo ven como una herramienta revolucionaria para mejorar nuestra dieta, otros lo consideran un sistema confuso y hasta ofensivo, especialmente en España e Italia. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Por qué genera tanta polémica? Y, sobre todo, ¿la nueva versión solucionará sus problemas o añadirá más leña al fuego?
¿Qué es el Nutri-Score y cómo usarlo?
El Nutri-Score es un sistema de etiquetado frontal diseñado para clasificar alimentos y bebidas según su calidad nutricional. Se basa en un algoritmo que asigna una puntuación a cada producto en función de sus nutrientes por cada 100 gr o ml. Los alimentos se agrupan en cinco categorías representadas por letras (A a E) y colores (verde oscuro a rojo). En teoría, cuanto más cerca del verde y la A, más saludable es el producto.
Pero ojo, no todo es tan fácil. Comparar aceite de oliva con un refresco solo porque este tiene mejor nota es como elegir entre un brócoli y una tarta de chocolate para celebrar tu cumpleaños. No tiene sentido. El truco está en comparar productos de la misma categoría. Cereales con cereales, yogures con yogures y galletas con… bueno, con más galletas.
¿Por qué Nutri-Score tiene mala fama en España?
España, patria del aceite de oliva y del jamón ibérico, recibe al Nutri-Score como a un invitado que critica la paella sin haberla probado. Aquí, las quejas no faltan:
- Aceite de oliva: A pesar de ser un superhéroe cardiosaludable, recibe una C. Mientras tanto, refrescos edulcorados lucen con orgullo una B. ¡Como si alguien fuera a aliñar su ensalada con Coca-Cola Zero!
- Jamón ibérico: Nuestro querido manjar también sale mal parado. Decir en España que el ibérico jamón no es un producto saludable, es como mentarle a la madre y ¡la familia es sagrada!.
- Ultraprocesados: Algunos productos hacen trampas para sacar mejor nota. Quitan azúcar, añaden edulcorantes y voilà, una B. Pero, ¡ojo! No todo lo que brilla en verde es oro.
La nueva versión: Ventajas y problemas
En 2024, Nutri-Score se puso las pilas y lanzó una versión mejorada. Ahora:
- Penaliza más los azúcares y la sal. Adiós a los postres que se disfrazaban de “saludables”.
- Distingue mejor entre cereales integrales y refinados. Punto para el pan bueno y rico.
- El aceite de oliva ha ascendido a la categoría B. ¡Victoria moral!
Pero no todo es jamón y aceite. Algunos fallos siguen rondando:
- No valora los beneficios de alimentos fermentados.
- Sigue sin penalizar a los ultraprocesados.
Nutri-Score en Europa: ¿Unión o división?
En Europa, el Nutri-Score es como la Eurovisión de la nutrición. Francia, Bélgica, Alemania y otros lo abrazan como un salvavidas. Italia, en cambio, lo mira con recelo y propone su propia alternativa: el NutrInform Battery, un sistema con porcentajes que parece un examen de matemáticas. Los italianos se defienden diciendo que con Nutri-score los quesos franceses (no olvidemos que el Nutri-score lo inventaron los franchutes) están mejor valorados que su parmigiano, por ejemplo, y eso claro, ¡por ahí no pasan!.
¿Y los españoles?, en estos tiempos nos distinguimos por ser “meapoquito” nos mantenemos bastante equidistantes, no estamos en contra, pero tampoco a favor. En 2018 el gobierno anunció que empezaría a trabajar sobre el tema, pero no les ha dado tiempo entre amnistía, impuestos, elecciones, pandemias, guerras ajenas y guerrillas propias, es que, oiga usted, de verdad que no queda tiempo para nada. Por tanto, su uso es voluntario para las empresas.
Impacto del Nutri-Score en la compra de alimentos
¡Que no te engañen! El Nutri-Score ha cambiado algunos hábitos:
- En Francia, el 57% de los consumidores ajustó su compra buscando opciones más saludables.
- En Bélgica, los productos con A y B se venden como churros, mientras que los D y E se quedan a vestir estanterías, ¡por algo es el corazón de Europa!.
- Y en Alemania, los consumidores lo ven como una guía útil, aunque eso no significa que renuncien a su amado bratwurst.
Además, las empresas también han tomado nota y están reformulando productos para subir de categoría. Porque, nadie quiere ser el último mohicano con una E en la etiqueta.
Conclusión
Nutri-Score no es perfecto, pero tampoco es el malo de la película. Puede ser un buen compañero de compras si lo usas con cabeza. Eso sí, recuerda: pizza con pizza, mayonesa con mayonesa y salsa barbacoa con salsa barbacoa.
La próxima vez que vayas al súper, ¡dale una oportunidad! Quién sabe, igual descubres que ese yogur con A te hace la vida más feliz. Y si no, siempre te quedará el jamón ibérico y una copita de vino. Eso nunca falla.
Nota. El vino como el resto de las bebidas alcohólicas no está sometido al Nutri-Score