Salía en el periódico que Hacienda con su voracidad habitual iba a poner un impuesto a los ricos, que segun ellos son a partir de 54.000€ al año.
No puedo ocultar que estas noticias me llenan de tristeza, 54.000€ es lo que gana en Alemania un ingeniero con un par de años de experiencia y, sin embargo, aquí es un rico y obviamente si es un rico es porque los demás son pobres, es decir, básicamente 43 millones de pobres y 1 millón de “ricos”.
Lo anterior es triste, pero lo peor todavía es el mensaje, la llamada a la mediocridad total, una mediocridad en la que cuando eres pequeño, si destacas, te llaman empollón. Después de esforzarte estudiando mientras tus compañeros fuman canutos, toman cubatas y follan lo que pueden, tú esperas, a cambio de esa vida difícil, alcanzar el “paraíso” de un mejor trabajo y mejor pagado. Pero no querido estudiante, después de muchos sinsabores, los mediocres que te rodean tendrán el mismo (o muy parecido) salario que tú, por qué el Estado, se encargará de ajustarlo para que sigas sin destacar.
Que las mentes brillantes se vayan de este país es algo perfectamente comprensible, no tienen ni el entorno para brillar, ni el reconocimiento social, ni el pago justo a sus conocimientos y a su trabajo. Pero claro, ellos no dejarán los falcons, ni los doñana, ni las mariscadas, ni de crear empresas públicas sin sentido, para que sus amígueles vivan a cuerpo de rey. Eso ya sin entrar en los Pujoles, Koldos, Griñanes, Barcenas o Rubiales, que cada día hay uno. Como leí una vez en una pintada de la Universidad, “no hay pan para tanto chorizo”.
Nota final: No hablo de ningún partido, son todos la misma mierda con distintos colores, todos buscan lo mismo y todos mantienen los mismos privilegios.