Nuestra valoración
En la liturgia personal de todo aficionado a la buena mesa, hay lugares con poder de imán. Repetimos visita no por obligación, sino porque el corazón y el estómago así lo dictan. Para mí, cada vez que piso tierras riojanas, El Pimiento en Tirgo es visita obligada, no solo porque desde la puerta contemplo la esbelta silueta de mi querido pueblo Cellorigo, sino porque aquí reina esa rara armonía entre entorno, tradición y una oferta en la que básicamente solo debes decidir cuantas chuletas quieres.
Lo que comimos
🍴 Pimientos asados: Los mejores que como fuera de casa. Carnosos, con ese dulzor cremoso y un toque a leña que te hace replantearte la idea de plantar una huerta…
🍴 Chorizo y morcilla: Ambos a la brasa. Impecables. Realmente, la morcilla merecería una oda aparte con banda sonora.
🍴 Ensalada riojana: Opcional… pero ojo, la ternura de la lechuga, el tomate explosivo y la cebolla dulce (de esas que no repiten, palabra de honor) hacen de esta simple ensalada un imprescindible.
🍴 Chuletas de cordero: Manjar definitivo. No sé si es carbón, sarmiento o magia de bruja riojana, pero para mí son insuperables. Cada ración: cuatro chuletas pero, si por casualidad tu apetito es grande (y lo será), puedes ajustar la cantidad sin temor a ser juzgado: puedes pedir más por unidades.
🍰 Postre: Hojaldres y canutillos rellenos, lo típico del local, buenos, pero sinceramente, por un día cambiaría el dulce por otra tanda de chuletas. Las cosas como son.
🍷 Sierra Cantabria crianza a 20 € la botella. El precio es para celebrarlo, sobre todo viendo cómo se cotizan los tintos por ahí. Y atención, porque ahora la “carta” está en modo expositor, con el precio bien a la vista. Menos variedad que antaño, pero ningún susto en la cuenta.
Lo que pagamos
💶 Nos dejamos llevar y comimos como marqueses pero, sorpresa agradable, sin tener que hipotecar la viña familiar. La comanda completa con dos botellas de Sierra Cantabria crianza, postre, café y copa de pacharán, salió por 49 € por cabeza. Si eres abstemio (o te controlas con el vino, cosa que allí es difícil), baja a 35 € por persona. Así sí: el bolsillo puede respirar tranquilo…
Lo que pensamos
🗨 El Pimiento no engaña: vienes a comer tradición en vena y sales feliz. Eso sí, con una pequeña desventaja que me toca señalar: esos bancos corridos donde te sientas son un poco duros. Pero oye, para lo que ofrece el lugar, esa pequeña incomodidad se perdona sin problema.
🗨 El Pimiento no engaña: vienes a comer tradición en vena y sales feliz. Eso sí, con una pequeña desventaja que me toca señalar: esos bancos corridos donde te sientas son un poco duros y pueden acercarte más de la cuenta al vecino de mesa. Pero oye, para lo que ofrece el lugar, esa pequeña incomodidad se perdona sin problema.
🗨 El servicio, por otro lado, es de los de siempre: profesional, amable y sin prisas, el equilibrio perfecto para no romper esa atmósfera tan auténtica que caracteriza al sitio.
🗨 En resumen, El Pimiento es de esos sitios que entienden la tipicidad como un valor en sí mismo. No vas a encontrar platos revolucionarios, pero sí una buena cocina honesta, sin trampas ni artificios, que te deja con la sonrisa puesta y el aroma de sus famosas chuletas en la memoria. ¿Lo único malo? Que pille tan lejos de casa….








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