Nuestra valoración
Hay restaurantes que sorprenden, otros que reconfortan, algunos que se olvidan y unos pocos que te marcan. Soy Kitchen, en la madrileña calle Zurbano, se quedó cómodamente en el segundo grupo: una experiencia agradable, sabrosa y con alguna chispa puntual y brillante, pero sin fuegos artificiales.
Fuimos a mediodía y, aunque el restaurante ofrece dos menús degustación con muy buena pinta, optamos por pedir a la carta. Teníamos cena con amigos y no está uno ya para maratones gastronómicos en doble sesión.
Lo que comimos
🍴 Guiso de tendones y calamar. Nos aconsejaron pedir pan para mojar la salsa. El calamar no me llamó especialmente la atención, pero el guiso de tendones estaba realmente sabroso. El pan, aunque de precio algo elevado, era necesario para disfrutar al máximo del plato.
🍴 Seguimos con unas alitas de pollo marinadas en cinco especias, acompañadas de un poco de verdura. Jugosas, sabrosas, bien ejecutadas. Un plato sencillo que funcionó muy bien.
🍴 Después llegó la costilla asada, deshuesada y presentada con cuidado. Rica, sin duda, pero sin ese “algo” que la haga destacar. Digamos que cumplió, como ese actor secundario que hace bien su papel, pero tampoco se lleva el aplauso.
🍴 Noodles de boniato con guiso de rabo de toro. ¡Aquí sí que acertamos! Preparado en la mesa, este plato es difícil de explicar: los noodles tenían una textura gelatinosa y absorbente, casi como carne, y el guiso de rabo era contundente y delicioso. Sin duda, lo mejor de la comida.
🍰 Para cerrar, compartimos una tartaleta de té matcha. Rica, ligera y sin empalagar, que era justo lo que necesitábamos en ese punto del almuerzo.
🍷 Acompañamos todo con una botella de Lluna Vella (Priorat), una garnacha que encajó perfectamente con los sabores de los platos.
Lo que pagamos
💶 El precio final fue de 72 € por persona (todo incluido, incluido el vino) o 50 € sin bebida alcohólica. No es barato, pero tampoco desorbitado para la zona y la calidad ofrecida.
Lo que pensamos
🗨 El alma de Soy Kitchen es Julio Zhang, cocinero chino formado en Pekín que, cosas de la vida, acabó en Pamplona ganando el premio al mejor pincho. Tras varias aventuras, abrió Soy Kitchen en Madrid, que hoy en día es el único restaurante chino de la ciudad, recomendado tanto por la Guía Michelin como por Repsol. Palabras mayores.
🗨 Soy Kitchen no es un “chino de barrio”, aunque su carta, leída en diagonal, pueda sugerirlo. Las elaboraciones, las presentaciones y los sabores lo sitúan muy por encima. Todos los platos estaban bien, algunos muy bien, aunque solo uno —el de noodles de boniato— nos dejó con esa sonrisa de “¡esto sí!”.
🗨 En definitiva, un restaurante interesante, distinto. ¿Volvería? Probablemente sí, pero esta vez a por uno de los menús degustación, que por lo que vimos en otras mesas parecen tener más chispa. Porque en esta ocasión, aunque comimos bien, creo que la cosa puede ser todavía mejor.
Las fotos
El video
El Podcast
Recuerda que este podcast se ha generado automáticamente con IA a partir del texto de este artículo. Puede contener errores.