Nuestra valoración
Hay restaurantes que, más que una comida, te regalan una experiencia. Open es uno de esos templos donde no solo se come bien, sino que uno sale con la sensación de haber vivido un homenaje gastronómico en toda regla. No es casualidad que esté en mi top de favoritos y que, tras cada visita, en lugar de aburrirme, me guste más.
Lo que comimos
El desfile de platos fue el siguiente, todos servidos de manera individual (excepto los postres, que compartimos como buenos amigos).
🍴 Pan con aceite: Aquí el pan no es un mero acompañante, es un protagonista. Una especie de focaccia acompañada de un aceite de oliva espectacular. No mojar en las salsas de Open debería estar penado.
🍴 Ostra ahumada con cardo y cacahuete: Deliciosa, aunque confieso que las ostras al natural siguen siendo mi debilidad.
🍴 La catalana: Una tosta de atún, tomate seco y wasabi que es puro vicio. Lleva en carta desde el principio y no me extraña: es adictiva. La primera vez que visites Open debes pedirla si o si.
🍴 Gnocchi de sepia, guanciale y burrata: Trampantojo de nivel. El gnocchi está hecho con hueva de sepia y el resultado es sobresaliente.
🍴 Blanquet de anguila ahumada, coliflor y setas: No soy fan de la anguila, pero este plato me conquistó. Imagina el nivel si os digo que me tomé todo el plato, que me supo a gloria y hubiera comido un poco más; sacar vuestras propias conclusiones sobre lo rico que estaba.
🍴 Sepionets con verdiñas, alioli y tinta: Un plato redondo, de esos que te hacen cerrar los ojos y sonreír de puro placer.
🍴 Rabo de vaca, foie y manzana: Presentación de diez y sabor de monumento. Ya lo había probado antes, pero juro que la receta ha mejorado. Un plato digno de cualquier restaurante de cocinero superestrellado y mediático, impresionante.
🍰 Tarta de chocolate, caramelo y cacahuetes: Un clásico que nunca falla. Si hay chocolate en la mesa, mi hija y yo no perdonamos.
🍰 Filloa de peras al vino y leche de cabra: Lo que menos me entusiasmó, pero reconozco que es original y que, si eres fan de las filloas, te va a sorprender.
🍷 Blanco La Llorona (Godello, Verónica Ortega): No lo conocía. Me gustó, aunque para el precio esperaba un poco más.
🍷 Tinto Volvoreta, Flores de Cerezo (Toro): Fresco, diferente y perfecto para acompañar los platos más potentes.
🍷 Palo cortado de Bodegas Tradición: Ana remató el postre con este vino generoso, que no necesita presentación para los que saben de buen beber.
Lo que pagamos
💶 La excelencia tiene su precio y, en Open, la cuenta refleja la calidad y el mimo que se respira en cada detalle. Esta vez, la experiencia nos salió a 93 € por persona, incluyendo las bebidas. Si eres de los que prefiere centrarse solo en la comida (y el agua), la cifra baja a 74 €. ¿Caro? Depende de lo que busques. Para mí, cada euro invertido aquí es un billete directo a la felicidad gastronómica.
Lo que pensamos
🗨 Open es ese restaurante al que no vas todos los días, pero al que siempre quieres volver. No solo por la comida, que es sobresaliente, sino por el ambiente, el servicio cercano y la posibilidad de dejarte llevar sin ataduras de menús cerrados. Cada plato sorprende, la carta de vinos invita a descubrir y el recuerdo de la experiencia dura mucho más que el regusto de la última copa.
🗨 Si no eres un “raro” comiendo y de verdad comes de todo, ponte en sus manos, aparte de que nunca fallo y todo está excelente, añado el “factor sorpresa” de cuál será el siguiente plato y eso para mí es un plus.
🗨 La bodega de Open no es la más extensa, pero sí está cuidada y, sobre todo, es diferente. Aquí no encontrarás los vinos de siempre, sino propuestas interesantes y precios para todos los bolsillos (de 25 € a más de 100 € la botella).
🗨 Si tuviera que ponerle un pero (y me cuesta), diría que quizá reducir un poco el número de comensales podría hacer el servicio aún más redondo. Pero, sinceramente, es buscarle tres pies al gato.
🗨 En definitiva, Open es un homenaje gastronómico en toda regla. Un sitio para celebrar, para disfrutar y para recordar. Y, por supuesto, para repetir.
Las fotos
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